Monday, August 28, 2023

Buen Vivir y descolonialidad

Saturday, August 26, 2023

Ecuador votó “Sí” a la protección del Amazonas

 Ecuador votó “Sí” a la protección del Amazonas y abre un horizonte postextractivista 

agosto 22, 2023

Las elecciones nacionales ecuatorianas registraron un hito histórico. Se trató de la consulta popular que rechazó la explotación petrolera en el área amazónica de Yasuní y otra, en Quito, contra la minería en la reserva de El Chocó Andino. Iniciativas populares, respaldadas con el 60 por ciento de los votos, que marcan el camino para deconstruir décadas de políticas extractivas con más democracia.

Vista de la Reserva protegida de Yasumi frente a la consulta popular por la extracción de petróleo.La consulta popular que dijo “Sí” a la preservación de la biodiversidad en Yasuní no fue la única de la jornada electoral ecuatoriana. En Quito, sus habitantes también votaron a favor de prohibir la minería en El Chocó Andino. Se trata de las parroquias de Nono, Calacalí, Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto, que conforman la Mancomunidad del Chocó Andino, donde se impulsa la producción agroecológica, el turismo rural y la ganadería como alternativa económica. En este caso fueron cuatro consultas, todas con resultados para detener la minería a nivel artesanal, pequeña, mediana y a gran escala en esa zona. En todas, el "Sí" alcanzó el 68 por ciento de los votos.

Foto: Carolina Zambrano

“¿Está usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo?”. La pregunta sintetizó la consulta popular que efectuaron ecuatorianos y ecuatorianas en paralelo a las elecciones presidenciales del domingo pasado. Con el 98 por ciento de las mesas escrutadas, el Consejo Nacional Electoral informó que el “Sí” al freno de la explotación petrolera en el Parque Nacional y Reserva de Biosfera Yasuní ganó con el 58,9 por ciento de los votos, una cifra que superó la suma de votos conseguidos por Luisa González (33,2 por ciento) y Daniel Noboa (24,1 por ciento), candidatos presidenciales, ambos a favor de la explotación petrolera, que definirán quién llegará al poder en el balotaje de octubre. 

Con el “Sí” a la preservación de Yasuní, el pueblo ecuatoriano sentó un precedente histórico: una consulta popular planteó al próximo gobierno la obligación de establecer una política post petrolera, post extractivista, en el Amazonas. La empresa estatal Petroecuador confirmó que acatará el resultado de las urnas "en absoluto respeto de este proceso democrático". “Esta consulta, nacida desde la ciudadanía, demuestra el mayor consenso nacional en Ecuador. Es la primera vez que un país decide defender la vida y dejar el petróleo bajo tierra. ¡Es una victoria histórica para Ecuador y para el planeta!”, celebró el el colectivo de asambleas ciudadanas e indígenas Yasunidos

La abreviatura “ITT” de la consulta corresponde a las áreas de exploración petrolera conocidas como Ishpingo, Tambococha y Tiputini, que conforman el bloque 43 dentro del Parque Nacional y Reserva de Biósfera de Yasuní. En 1989, con una superficie de más de un millón de hectáreas, Yasuní fue designada reserva mundial de la biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Con esas dimensiones, se convirtió en el área protegida más grande del Ecuador continental y es considerada como uno de los territorios más biodiversos del mundo.

“En una hectárea hay más biodiversidad que toda Norteamérica”, sentencia una de las consignas Yasunidos, el colectivo que llevó adelante la campaña en defensa de la reserva desde 2013, cuando el gobierno de Rafael Correa decidió avanzar con la explotación petrolera, política que se sostuvo sin divisiones tanto con el sucesor en el poder Lenin Moreno —presidente en el periodo 2017-2021 y ex integrante del movimiento Revolución Ciudadana, fundado por Correa— como con el actual presidente y banquero Guillermo Lasso. El área amazónica amenazada —donde la estatal Petroecuador comenzó a operar en 2016— cuenta con 610 especies de aves, 139 especies de anfibios, 121 especies de reptiles y más de 250 de peces.

Vista de la Reserva protegida de Yasumi frente a la consulta popular por la extracción de petróleo.
Parque Nacional y Reserva de Biosfera Yasuní. Foto: Carolina Zambrano

La zona está habitada por los pueblos indígenas Tagaeri y Taromenane, que viven en autoaislamiento, y no fueron consultadas sobre el proyecto extractivo. “Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva”, sostiene el artículo 57 de la Constitución de Ecuador. La carta magna, reformada en 2008 en el primer mandato de Correa, también marcó un hito internacional al reconocer el Derecho de la Naturaleza, vulnerado por la explotación petrolera en Yasuní.    

"Es un triunfo histórico para el Ecuador, pero también para el planeta entero porque frente a la inacción de los gobiernos, que se reúnen cada año en las COP para supuestamente tomar medidas en contra del cambio climático pero que nunca las toman, el pueblo ecuatoriano ha dado el primer paso para hacer frente a esta lucha", comentó Antonella Calle, vocera del colectivo Yasunidos, a Mongabay Latam.

“Este referéndum es fruto de un arduo proceso de más de dos décadas de trabajo de la sociedad ecuatoriana que comprende que la verdadera riqueza de este país se encuentra en su biodiversidad y no en el petróleo y la industria destructiva que lo extrae”, valoró la organización Oilwatch Costa Rica, que actuó como parte de los observadores externos de la consulta popular. Y sostuvo: “Los resultados de este referéndum constituyen un paso firme hacia la transición de una sociedad post petrolera en América Latina.  Una transición justa hacia la reparación ecológica”.

El postextractivismo en debate por decisión popular 

En tiempos en los que la crisis climática es noticia y no pronóstico, mientras se suceden las Conferencias de Cambio Climático de la ONU sin que se cumplan las bases del acuerdo alcanzado en París en 2015, la necesidad de reducir el uso de los combustibles fósiles es inmediata. Sin embargo, Ecuador, como el resto de los países de la región —con la excepción de la Colombia de Gustavo Petro, donde se impulsa la prohibición del fracking— continúan apostando a la extracción de combustibles fósiles con el argumento de las regalías y el ingreso de dólares vía exportación. En la Argentina, la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner, la exploración de la Cuenca Argentina Norte y el oleoducto proyectado para conectar Vaca Muerta con el Golfo San Matías, son prueba de ello.  

En los primeros dos años como presidente, Correa se comprometió a mantener el crudo del ITT-Yasuní bajo el suelo. Sin embargo, lo hizo bajo el concepto de la pérdida económica, con el que condicionó la preservación al éxito de una compensación internacional financiera por mantener la biodiversidad del Amazonas. Una carta de negociación reiterada en los foros internacionales y ya en marcha, por acuerdos bilaterales, conocida como “mercados de carbono”.  

Aquella política coincidió con la denuncia de Correa sobre el desastre ambiental que Texaco-Chevrón había dejado en la selva ecuatoriana y la cercanía del entonces ministro de Energía y Minas, Alberto Acosta, quien en 2008 sería el presidente de la Asamblea Constituyente que declaró el hito mundial del reconocimiento del Derecho de la Naturaleza. Tras ser reelegido, con nueva constitución en marcha, el gobierno de Correa avanzó en la política de “mercados de carbono” y al no conseguir suficientes acreedores internacionales, a pesar de los discursos del cuidado del ambiente, en 2013 decidió avanzar con la explotación del bloque ITT. 

La empresa estatal Petroecuador ingresó a esa zona del Amazonas en 2016 y este lunes, tras la victoria del “Sí”, dijo que respetaría la decisión, pero volvió a marcar la situación en cifras: se alcanzó una producción de 58.000 barriles de petróleo, 11 por ciento del total de la producción de petróleo de Ecuador, lo que se traduce en unos 1.200 millones de dólares anuales. Y agregó que, con la explotación en marcha, el desmantelamiento de instalaciones, cuya construcción costó cerca de 2.000 millones de dólares, supondrá un gasto de cerca de 500 millones de dólares.

Desde esa perspectiva economicista-extractiva, la respuesta de las organizaciones ambientalistas e indígenas nucleadas en Yasunidos sostiene como plataforma, desde 2013, que los gobiernos podrían buscar otra solución posible para conseguir esos fondos: “Revirtiendo la tendencia a la reducción de la carga tributaria que se viene dando estos años, si se logra un incremento adicional del 1,5 por ciento a lo que actualmente pagan los grupos económicos, se obtendrían a valor actual 2.000 millones de dólares más a lo que se ha planificado obtener por la explotación del Yasuní. Es decir, en 25 años se generarían más de 20 mil millones de dólares que compensarían los 18.292 millones que se pretenden extraer de la reserva natural”.

La mirada sobre la pérdida de empleos o divisas por exportación también fueron parte de las críticas a quienes se opusieron a la prohibición de la minería en El Chocó Andino. Tras la victoria del “Sí”,  Inty Arcos, integrante de la mancomunidad de El Chocó Andino y parte del colectivo Quito Sin Minería, explicó: “Hace mucho tiempo se vienen trabajando alternativas económicas”. Y mencionó el caso de la producción agroecológica de caña de azúcar en unas 1.500 hectáreas de esa región, a través de la cual se generan exportaciones de “panela” —jugo deshidratado de caña de azúcar— a Italia, Francia y España. “Solo ese sector genera 2.400 fuentes de empleo, no existe ninguna mina en el mundo que pueda absorber esa cantidad de empleo”, sentenció.

En ese tono, la plataforma de Yasunidos sostuvo desde el inicio de su reclamo por una consulta popular que “la plata del petróleo no nos ha sacado de la pobreza”. Con esa convicción reunieron 750 mil firmas para ir al plebiscito en el 2014, sin embargo, por trabas burocráticas no fue hasta 2022, que el Consejo Nacional Electoral reconoció la validez de la presentación. En mayo pasado, la Corte Constitucional dictaminó que era válida la solicitud que llegó a cada ecuatoriano el domingo pasado y surgió con un rotundo “Sí” a la biodiversidad. 

Consulta popular por la extracción de petróleo en reserva protegida de la Amazonas en Yasumi.
Foto: Télam

En una minuciosa columna publicada en la previa de la votación, el Investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes) Eduardo Gudynas destacó el proceso democrático llevado adelante por el pueblo ecuatoriano como un nuevo marco para el debate de las políticas de transición energética con un horizonte postextractivista. Gudynas señala que las iniciativas populares pueden apuntar a proteger sitios, zonas o regiones ecológicas, donde “las características ambientales y sociales implican que un extractivismo es inaceptable” y, más allá de los mencionados “beneficios económicos”, “la meta primaria es la protección de la vida, humana y no-humana, y la prohibición es una consecuencia de ese compromiso, pero no un fin en sí mismo”.

Gudynas marca el hito ecuatoriano como parte de las “transiciones postextractivistas” y subraya que “sólo son posibles desde una radicalización de la democracia”. “Estamos ante un esfuerzo que debe ser observado con atención desde los países vecinos. Es especialmente relevante, pongamos por caso, para Chile ante el debate que está en marcha sobre la minería de litio, o en Colombia, considerando la resistencia a la minería de carbón”, sostiene el especialista e investigador. 

Y convoca a “yasunizar” el debate en toda la región: “Sea por mantener los recursos en tierra como por consultas verdaderamente democráticas. Finalmente, todo este proceso es un recordatorio de la necesidad de observar, recuperar y analizar las experiencias propias de América Latina”. 

fuente:  https://agenciatierraviva.com.ar/ecuador-voto-si-a-la-proteccion-del-amazonas-y-abre-un-horizonte-postextractivista/

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Friday, August 25, 2023

Ecogenocidio: la extinción por goteo

 



Ecogenocidio: la extinción por goteo


25 de agosto de 2023

 

ECOGENOCIDIO

versión completa del libro desde este PDF: 

https://kaosenlared.net/wp-content/uploads/2023/08/ECOGENOCIDIO.pdf


Por E. Vigil, Y. San Miguel, A. Flores y E. Almeida  

Canal Defender el territorio, Construir el futuro


Ecogenocidio son los actos que deliberada o colateralmente producen daños al medioambiente, la cultura y las poblaciones, a los actos que provocan un daño tan profundo, masivo y sostenido que implican la destrucción del territorio, la cultura y la vida social, comunitaria y ecológica de forma inmediata o paulatina.


Una de las formas de éste Ecogenocidio que va más allá de un territorio determinado y relacionado con una cultura es la que se puede generar a nivel planetario, es decir si la humanidad en su conjunto comienza a morir poco a poco por la contaminación o por el calentamiento global. El Ecogenocidio se está configurando como una guerra que parece intensificarse en América Latina por los intereses extractivos de EE.UU. y otras potencias y corporaciones podríamos llegar a niveles más altos de violencia y guerra que bien podrían generar otro tipo de crímenes y un Ecogenocidio más generalizado en la región.


El contexto de guerra que estamos viviendo a nivel planetario nos recuerda lo que las/os/as zapatistas llamaron la Cuarta Guerra Mundial, la guerra del mercado contra la humanidad. Esta guerra nos ha llevado a lo que padecimos con la pandemia, al surgimiento de enfermedades zoonóticas, al calentamiento global, a crisis humanas extremas, altas cifras de violencia y muerte de forma cotidiana.


En este contexto el despojo es central, la acumulación por desposesión ha provocado la ejecución de múltiples crímenes, de los cuales dos ocupan nuestra atención, el Ecocidio y el Genocidio, que han comenzado a darse de un modo más atroz ubicándonos en una situación de urgencia planetaria. El funcionamiento de la lógica extractiva en todos los ámbitos y el funcionamiento de ciclos de mercado legales e ilegales basados en lógicas necropolíticas nos han llevado al borde del colapso.


La realización de las COP (Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático) ha sido un modo de preservar y perpetuar estas mismas lógicas extractivas en las que en lugar de detener la destrucción, se paga, se “compensa” el daño.


El problema es que aún hay quienes creen que pueden escapar a esa pesadilla, por ejemplo, el plan de huida de Jeff Bezos y Elon Musk se ha convertido en una versión exagerada o extrema de algo que nos pasa a todas/os.

En las ciudades no hay claridad de directamente hacia dónde se va nuestro impacto, por eso se criminaliza muchas veces a las comunidades, porque los medios de reproducción de la vida que tienen que ver con la tierra, están precarizados y son las redes de interdependencia que nos sostienen, que sostienen la vida.


En las ciudades se ha individualizado el asunto del impacto y por lo tanto de las respuestas y soluciones.

En el ámbito de la geopolítica, la cuestión de los países ricos que llevan sus residuos tóxicos a otros lados, generalmente países del sur global, da cuenta de la dimensión racista del Ecocidio/Genocidio.


El hecho de que la COP27 estuviese patrocinada por Coca-Cola y que los participantes llegaran en jets privados se convirtió en una muestra más de la burla de los ecocidas. La acumulación y la colonialidad siempre están presentes en los procesos de despojo. En ese sentido el Genocidio provocado por el Ecocidio se da poco a poco y hasta puede parecer imperceptible porque el discurso que se centra en los cambios individuales lo esconde.


fuente:

https://kaosenlared.net/ecogenocidio-la-extincion-por-goteo/


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Éxito de una canción sobre la explotación de los trabajadores

 


Una canción sobre la explotación de los trabajadores llega al número 1 de las listas de éxitos

Agosto 2023

Sorprendentemente el 19 de agosto la canción “Rich Men North of Richmond” (Hombres ricos al norte de Richmond) de Oliver Anthony alcanzó el número 1 en las listas top 100 de Apple Music en Estados Unidos y en todo el mundo.

Es sorpredente porque no es un lanzamiento publicitario de una casa de discos, sino que ha sido encumbrada por los oyentes en las redes sociales. Está siendo un éxito viral.

La canción, en un estilo country reconocible, cuenta la historia de trabajador frustrado por años de esfuerzo con una salario miserable que los impuestos devoran. También arremete contra los políticos ricachones de Washington.

Todo comenzó el 8 de agosto, cuando el canal de YouTube RadioWV, que comparte imágenes de actuaciones al aire libre de músicos de los Apalaches, publicó un vídeo de Anthony cantando la canción. En muy pocos días el vídeo recibió más de 20 millones de visitas.

Poco más de una semana después de que la canción fuera difundida en YouTube, Anthony actuó en un local de Carolina del Norte. Los vídeos del concierto muestran a la multitud coreando el tema.

El verdadero nombre del cantante es Christopher Anthony Lunsford y tomó su nombre artístico de un abuelo que creció pobre en los Apalaches. Ha trabajado en varias fábricas de Carolina del Norte. En 2013 padeció un accidente de laboral en una fábrica de papel. “Trabajé en el tercer turno, 6 días a la semana por 14,50 dólares la hora en un infierno”, ha escrito en sus redes sociales.

“No hay nada especial en mí”, dice. “No soy un buen músico, no soy una muy buena persona. He pasado los últimos cinco años luchando con mi salud mental y usando alcohol para ahogarla.

“Me entristece ver el mundo en el estado en que se encuentra, con todos peleando entre sí. He pasado muchas noches sintiéndome desesperado, pensando que el país más grande de la Tierra se está desvaneciendo rápidamente”.

Sus seguidores en las redes sociales comentan que sienten como si Anthony estuviera cantando sobre sus vidas. La canción sigue los pasos de los himnos de la clase trabajadora escritos por leyendas de la música country como Loretta Lynn y Johnny Cash. Alguna de las estrofas relatan:

He estado vendiendo mi alma
trabajando todo el día
horas extras por un salario de mierda
para poder sentarme aquí
y desperdiciar mi vida
arrastrarme de regreso a casa
y ahogar mis problemas.

Es una verdadera lástima hasta dónde ha llegado el mundo
para gente como yo y gente como tú.
Ojalá pudiera despertar y que no sea verdad
Pero lo es, sí, lo es.

Estos ricos del norte de Richmond
viven en el nuevo mundo con un alma vieja.
Dios sabe que todos quieren tener el control total
Quieren saber lo que piensas,
quieren saber lo que haces.
Y no quieren que lo sepas, pero así es
porque su dólar no vale una mierda
está sujeto a impuestos sin fin.
a causa de los ricos del norte de Richmond.

Ojalá los políticos cuidaran de los mineros
y no sólo de los menores en una isla en algún lugar
Señor, tenemos gente en la calle que no tiene nada que comer
Y el bienestar de los ordeñadores obesos.

Bueno, Dios, si mides 5 pies 3 pulgadas y pesas 300 libras
los impuestos no deberían pagar tus bolsas de golosinas.
Los jóvenes se están metiendo a seis pies bajo tierra
porque lo único que hace este maldito país es seguir pateándolos

El estribillo de la canción habla de los políticos que quieren controlar a sus electores:

Quiero saber lo que piensas
quiero saber lo que haces.
Y ellos no creen que lo sabes
pero yo sé que lo sabes
porque tu dólar no es una mierda
y está sujeto a impuestos sin fin
a causa de los ricos del norte de Richmond

En las redes sociales, los comentarios destapan las condiciones laborales y vitales de los obreros de Estados Unidos. “¡Canción increíble!. Gracias por hablar/cantar la verdad. Como cajera en un supermercado, veo [la explotación] todos los días”.

“¡Sigue hablando por la gente! ¡Tu voz es más fuerte que la de cualquier político en este país y queremos escucharte a ti y no a ellos!”, dice un comentario de Facebook.

“Eres nuestra voz, la del pueblo estadounidense de cuello azul, te necesitamos”, escribe otro.

Un twitter la califica como “la mejor letra de la historia de la música”.




fuente: 


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Thursday, August 24, 2023

Argentina 2023: Monstruosario ultraneoliberal

EL FENÓMENO MILEI O LA APOTEOSIS DE LA INMOLACIÓN NACIONAL 
 

Por Rafael Bautista S. 


 El 11 de septiembre del 2001, el mundo entero presenció algo que iba a marcar, en lo sucesivo, el carácter apocalíptico del nuevo siglo; la opinión pública era sorprendida en su ingenuidad, porque se trataba, en realidad, de una demolición planificada, necesaria para desatar un poder capaz de demoler, no sólo su propio universo simbólico, sino las propias coordenadas morales del bien y del mal. Sólo de ese modo se podía impulsar una nueva cruzada religiosa contra todos los pueblos que no encajen dentro de la definición imperial de humanidad. 

El relato de “lucha contra el terrorismo”, reafirmaba el fundamentalismo ontológico del diseño geopolítico imperial centro-periferia y aseguraba teológicamente el “orden unipolar” (la tierra prometida del puritanismo yanqui como el único mundo posible). El Imperio tomaba consciencia de que, condición de su estabilidad, era la desestabilización de todo; por ello debía pasarse, de la guerra informática a la guerra cognitiva y, mediante ello, diseminar una confusión, de tal magnitud, que podía extenderse al propio anti-imperialismo remanente. La vigencia del “orden unipolar” necesitaba desestabilizar al mundo, ya no eventualmente sino permanentemente; no sólo por la creciente escasez de los recursos sino, sobre todo, por la aparición de las potencias emergentes. 

Declararle la guerra al mundo ya no sólo retrataba el acento dramático de la geopolítica imperial sino su fetichizada ontología: el ser es, el no ser no es, o sea, Occidente es el ser, el resto del mundo no puede ser. Por eso el mundo no puede compartirse: para que haya Imperio, el mundo debe ser unipolar. Ese es el fundamento ontológico del racismo, que se constituye en el encubierto criterio clasificador de la antropología moderna; pues desde allí se decide quién tiene derechos y quién no, es decir, quién merece vivir y quién no. 

 El repuesto fascismo global se hace portavoz de esa antropología restringida del Occidente moderno y es el articulador de la base social de reclutamiento que precisa la ideología imperial –re-armando sus valores, creencias y prejuicios– para hacer imposible un mundo multipolar. Por eso en los ámbitos periféricos aparecen fenómenos producidos mediáticamente que, al ser apenas fenómenos, no se explican por sí mismos, sino por la indecible disputa civilizatoria que, la propia desesperación imperial devela, como esencial, en la crisis global multiplicada que atraviesa este nuevo siglo. En ese sentido, lo que manifiesta el fenómeno Milei es la radicalización de la resistencia imperial –traducida como resistencia oligárquica en los ámbitos periféricos– a otro tipo de mundo que no sea el mundo unipolar moderno-occidental, aunque esa resistencia signifique la propia inmolación nacional; pues ante la ya caducidad histórico-política del Estado-nación, el globalismo neoliberal viene imponiendo una gobernanza mundial que proscribe todo derecho nacional e internacional, es decir, la anulación de toda soberanía posible. 

 Pero no se trata sólo del fin de ese eufemismo llamado Estado de derecho sino de la idea de mundo que la modernidad había producido. El Estado moderno-liberal nunca había dejado de ser el Leviatán de Hobbes y, ahora, en plena decadencia, expone los acentos ensoberbecidos de la ideología liberal hecho neoliberalismo, o sea, liberalismo al desnudo; cuya descripción sintética lo hizo precisamente una líder neoliberal, como Margaret Thatcher, cuando decía: “la sociedad no existe, sólo los individuos”. Precisamente, la lógica del mercado se desarrolla por la beligerancia de individuos que compiten entre sí; la dinámica de esta competencia activa su expansión ilimitada, donde todos los factores son comprometidos en una lucha sin fin. 

El triunfo de uno es la muerte de todos, o sea, del mundo. Por eso, para el individuo liberal, desprendido de toda pertenencia y compromiso con algo que no sea su propio interés particular, el mundo y la humanidad dejan de tener consistencia real y aparecen sólo como mediaciones de su propio cálculo de utilidades o intereses. Por eso la exaltación del liberalismo que hace Milei no es gratuita. 

En ella se expresa la ontología imperial del Uno constituido en centro geopolítico y antropológico. El verdadero resentimiento que los ricos le atribuyen a los pobres es, en realidad, la inquina aristocrática contra el atrevimiento de alterar ese pretendido orden divino imperial. Desde allí se manifiesta el racismo metafísico moderno que, como colonialidad subjetivada, escupe a los cielos su desprecio al humanismo del otro hombre. En tal sentido, el liberalismo se constituye en la ideología práctica del individuo moderno que, aun sin ser un empresario capitalista, profesa la misma religiosidad burguesa que sostiene a la cosmogonía imperial. 

Desde ella se auto-comprende un ego que, aun siendo pobre, no cree en la igualdad humana y, en consecuencia, su horizonte de expectativas tiene a la desigualdad como fundamento de sus apuestas políticas. Muchos creen que el fenómeno Milei se explica por el desencanto y hasta la repugnancia que inspira la política en general, pero no toman en cuenta que eso es apenas la consecuencia concurrente de la propia política imperial diseñada para corromper, despolitizar y, en definitiva, desmovilizar a los pueblos. La orfandad del movimiento popular es ahora un fenómeno político que tiende a agravarse con la provocada y sistemática disolución de los Estados. El diseminado “caos constructivo” (que, a nombre de “revolución”, promueven las guerras de cuarta generación) está diseñado precisamente para dilatar indefinidamente toda reconstrucción, de tal modo que, como en el mito de Sísifo, una reconstrucción sin fin constituya la objetivación del sinsentido existencial de la condición humana actual. El ver cómo se desmoronan continua y trágicamente los proyectos vitales, deja a la lucha popular sin el óptimo social necesario para reencauzar sus propias apuestas políticas. Mientras la derecha se inclina por la opción fascista, la aun llamada izquierda no sabe cómo definirse en esta nueva escenografía global, que ya no puede abordarse desde las categorías pueriles que redujeron ostensiblemente las coordenadas de su propia ubicación ideológica. 

El desarme del bloque popular es hasta moral cuando sus propias representaciones políticas no saben sino adecuarse al lenguaje y al vocabulario hegemónico que, siendo ahora propiedad mediática, los recluye en una crónica hemiplejía argumentativa. El modo cómo se manifiesta la crisis civilizatoria es geopolítica. Si se ha puesto hasta de moda este tipo de análisis es porque un mundo es producto de un diseño y, si ese diseño ya no funciona, entonces se hace necesario establecer un modelo hermenéutico que describa las causas de esa caducidad y su inviabilidad para, de ese modo, poder establecer las condiciones posibles de restablecimiento o rediseño del mundo. En ese sentido, resultan llamativos los análisis de los eméritos estrategas de los think tanks imperiales, que advierten del carácter suicida que ahora emprende Washington, cuando no se dan cuenta que la lógica imperial iba a enfrentarse fatídicamente, por su propio carácter exponencial, a los límites reales de sus propias pretensiones. Ese carácter suicida es el que ahora se destaca en la beligerancia política que adoptan las oligarquías y que, en el caso argentino, sobresale morbosamente cuando se aprecian las consecuencias que desataría el fin de toda praxis democrática por medios, también, “democráticos”. 

Todo lo que Milei plantea no es nuevo sino la misma demonización antiestatal que promovió el neoliberalismo para imponerse en nuestros países y destruir la soberanía relativa que hacía, por lo menos posible, algunas de las funciones esenciales del llamado Estado de bienestar (un logro relativo de los gobiernos “progres”). La exagerada culpabilización del Estado se radicaliza, cuando es el propio Estado de bienestar, que recompuso a una Europa en ruinas, por ejemplo, o reconstruyó la economía gringa post depresión, el enemigo a aniquilar. Esta radicalización se expresa mejor y más claramente en los súbditos imperiales. Cuando Milei señala como una aberración el que las necesidades promuevan derechos, expresa de modo desnudo la agenda encubierta de los globalistas que promueven la reducción de la población mundial (parte sustancial de la agenda 2030). 

Pero esa agenda no sólo está diseñada para deshacerse de los pobres periféricos sino hasta de la clase media mundial, cuya misión burocrática, en la clasificación social del capital, ahora puede ser reemplazada por la inteligencia artificial. Eso supone una política de exclusión como nunca antes vista y que enfrentaría inevitablemente una respuesta social también sin precedentes. Si todo se trata de sobrevivir, a como dé lugar, el reseteo cognitivo que ya se operó a nivel global, por medio de la plan-demia, tuvo como objetivo privarle a la humanidad de su capacidad racional de respuesta a situaciones críticas. La anulación prometida de Milei de una considerable cantidad de carteras gubernamentales representa el minimalismo estatal (que el portal Bloomberg, haciendo eco de las declaraciones de Milei, llama “minarquía estatal”, o sea, un Estado prácticamente descuartizado), que las exigencias financieras, ni siquiera nacionales, sugieren para borrar de los Estados toda función que no sea el de mero apéndice de los negocios de inversión global. Milei propone acabar con el Banco central y dolarizar la economía (lo cual tendría como efecto inmediato la reversión de la política de swaps con el yuan, en referencia a la deuda), pero el dólar no es una equivalencia santa en el reino metafísico de los valores, sino la moneda imperial con capacidad de succionar riqueza, sólo siendo referencia de intercambio. 

 Que un país se prive de la propia emisión de su moneda significa la enajenación de su propia riqueza. Ello representa una sadomasoquista tributación voluntaria que manifiesta el demencial entreguismo que caracteriza a las oligarquías colonizadas hasta el tuétano, reproduciendo en el jibarismo de sus elites intelectuales, el síndrome de la conciencia periférico-satelital, que busca en el eco de otros la voz que no posee. Entonces, lo que se juega “democráticamente” en la Argentina es un juego que ya no les pertenece a los argentinos. Es un juego, en el cual, el dólar apuesta lo que no le pertenece. Hacer de Sudamérica un arco disuasivo a la expansión de los BRICS, significa condenar a la región a ser sostén de la guerra indefinida que inició el Imperio en Ucrania, pretende continuar en África y expandirla a la disputa por Taiwán. Veamos qué está en juego. En primer lugar, el litio, pues Argentina conforma el llamado “triángulo del litio” que, sólo puede considerarse de carácter estratégico para la región, si su aprovechamiento se lo realiza liberándose de la geoeconomía del dólar. Con el golpe híbrido (judicial, parlamentario y mediático) producido en el Perú, contra el presidente Castillo (financiado para favorecer las concesiones mineras y petroleras), se dio un paso decisivo para deshacer el carácter soberano que podía tener el “triángulo del litio”: el inmediato apoyo de Washington tiene su precio, adueñarse del litio de la provincia de Puno garantizaría el boicot estratégico necesario que necesita la geopolítica imperial frente a la expansión china. 

 En Chile, el negocio está ya decidido en favor de Washington (sólo los “progres” izquierdistas podían haberse creído el socialismo de caviar de Boric) y, teniendo a Perú y Argentina como vasallos regionales, Bolivia queda otra vez enclaustrada, postergando también el proyecto bioceánico de conexión entre Brasil y China, que colocaría a Bolivia como corredor geoestratégico de integración sudamericana al pacífico (la economía del siglo XXI), por la obvia resistencia de un gobierno peruano alineado a la geopolítica imperial. En tal escenario, el dólar tendría como rehén a la región y sus recursos estratégicos, para remediar su actual desplome. Pero la geopolítica del litio es sólo una parte del asunto. Y ello se advierte cuando se pone a consideración que, el modelo peruano de golpe híbrido exitoso, replicado experimentalmente en Jujuy (con probable expansión, de ese tipo de violencia, a toda la Argentina), configura una escenografía problemática que la política imperial anticipa: el circuito geocultural y hasta estratégico del qhapaq ñan, más conocido como “el camino de los incas”, podría constituir uno de los eslabones estratégicos de resistencia articulada en el arco sudamericano contra la apuesta balcanizadora de las oligarquías locales, bajo tutela imperial (para mantener la vigencia de la geopolítica imperial en la región, se precisa escarmentar cualquier tipo de adopción del proyecto plurinacional que se pretendía en Bolivia). 

 Si bien Brasil representa la economía más fuerte; sin Argentina, se diluye la concurrencia necesaria para potenciar el eje sudamericano. Ya lo advirtió Milei en su amenaza aislacionista, dejando en suspenso dramático a las expectativas futuras de inversión (cuya primera muestra fue la devaluación inmediata del peso argentino). 

El problema de salirse del MERCOSUR es condenarse a la involución económica, romper los circuitos comerciales inmediatos y geográficamente naturales, y hasta alterar la cadena de suministros regionales. Sólo eso ya representa una antesala del suicidio nacional; pero también significaría una alteración a la relativa estabilidad regional. 

 Sudamérica no está exenta de contradicciones históricas no resueltas y las consecuencias de un derrumbe sistemático en la segunda economía de la región serían impredecibles (el FMI ya prepara un nuevo paquete de créditos, para terminar de asfixiar la economía argentina y ofrecer todo lo que aún se tiene como si se tratase de un botín de guerra; la privatización de la Patagonia, en posesión de Joseph Lewis, un súbdito de la corona inglesa que, como también el italiano Benetton, entre otros, es la antesala de un país en remate). Si después de Bolsonaro en Brasil, que no se atrevió a desmarcarse de los BRICS, Milei pretende congestionar a la región, asumiendo la debacle imperial como asunto nacional, podemos presumir que su inflamada demagogia globalista, no es tan absurda como se cree. Veamos qué hay detrás y qué representa el personaje, que el reduccionismo mediático sobreestima como único factor de análisis, haciendo de ese invento mediático, llamado “outsider”, una artificiosa novedad supuestamente apolítica, cuando es la invención más política que promueve la mitología democrática made in USA. 

 No nos interesa el que se confiese lector de la Torah judía o que haya sido instructor de sexo tántrico. Pero lo que sobresale, por ejemplo, en su formación de economista, es su inclinación a los dogmas de la Escuela Austriaca de Economía. Aunque algunos rechacen ciertos simplismos y extravagancias en los que incurre Milei, lo que él hace simplemente es radicalizar los credos de Ludwig von Misses y Friedrich Hayek, como lo hace también Milton Friedman y la Escuela de Chicago: el fetichismo del mercado, el liberalismo económico y el individualismo metodológico son lo que el neoliberalismo profesa como dogma de fe. No hay que olvidar que von Misses y Hayek son posteriores fundadores de la Sociedad de Mont Pelerin, un auténtico think tank que tiene, como prioridad, el “reclutamiento de intelectuales influyentes para combatir el avance del comunismo, el socialismo y hasta el keynesianismo”, donde también se encontraba Karl Popper. 

 El papel de estos ámbitos es crucial para entender el rapto académico que hace el neoliberalismo (vía racionalismo crítico, filosofía analítica, posmodernismo y otro tipo de cocteles cognitivos más eficaces que los opiáceos) y la inversión del papel social que tenían las universidades públicas, ahora convertidos en los centros de formación ideológica burguesa (de ese modo la derecha ya no necesita de los partidos políticos, porque las universidades se han convertido en escuelas de adoctrinamiento de la narrativa imperial y los medios de comunicación los articuladores y operadores de la movilización fascista). Milei es miembro del Foro Económico Mundial de Davos y, además de trabajar en varios think tanks, ha sido consultor del Banco británico HSBC (que es parte de la aciaga lista de los 13 banksters envueltos en crímenes financieros, junto a JP Morgan, Citigroup y otros), que maneja, entre otros, los negocios de la realeza británica en ultramar. 

A juicio de Alfredo Jalife-Rahme, el triunfo de Milei sería sumamente beneficioso para la anglosfera sionista, que pretende asaltar el área estratégica que conforman las islas Malvinas (Falkland para los británicos y, al parecer, también para Milei), South Georgia, Ushuaia y la península antártica, donde el interés radica en la presencia de gas, petróleo y otros recursos estratégicos. 

Es decir, volvemos al asunto inicial, la disputa civilizatoria cobra matices dramáticos y hasta trágicos, cuando son nuestros países la carne de cañón de las apuestas de sobrevivencia de la decadencia imperial. Y aquí debemos hacer una indicación. El concepto superficial de Imperio que se comercia comúnmente, no toma en cuenta que la globalización –también en desplome– ha redefinido, en los hechos, lo que conocíamos como Imperio. Cuando, por ejemplo, nos referimos a la etapa post-imperial, no quiere decir que el Imperio haya desaparecido, sino que ha adoptado un tipo de concentración muncho más compleja y que, por ello mismo, puede hasta prescindir del Estado-nación que cobijaba las expectativas imperialistas. 

 Hoy en día podemos ver cómo el supuesto remplazo imperial que se opera post segunda guerra mundial fue, en realidad, aparente. Londres y, en particular, la City, es decir, el centro financiero (que posee prerrogativas que lo convierten en un Estado dentro del Estado), junto a Wall Street, sintetizan, contienen y condensan un poder global, de tal magnitud, que puede subsumir a todo el poder político de sus Estados, convirtiéndolos en meros apéndices de las decisiones reales. El régimen señorial anglosajón y su cadena financiera, que constituye el Occidente medular, tiene su expresión institucional meta-estatal en los 4 gigabancos que, como fondos de inversión, controlan no sólo el dinero global sino a las propias calificadoras mundiales, a los megabancos, las corporaciones mediáticas, el complejo militar industrial, es decir, casi todo: Vanguard, BlackRock, Fidelity y State Street Corporation. 

 Frente a esa concentración de poder, el club Bilderberg y hasta el Foro de Davos, sólo cumplen la función pública que la política profunda les otorga (sobre todo para el morbo periodístico); porque las decisiones globales son expropiadas por otros ámbitos, donde no hay nada rubricado, nada se afirma de modo explícito, donde hasta los involucrados son arrinconados (en su lucha competitiva) por las consecuencias de las decisiones que ellos mismos provocan (la tecnocracia, en su máxima expresión, sirve para limpiar y transferir esas responsabilidades, para luego quedar disueltas en la arena pública de la política). 

 Por eso se filtra también, por todos los medios, una ética de la resignación ante la inercia de una lógica buro-tecno-crática, que actúa por cuenta propia y a la cual se va sometiendo toda libertad humana. La crisis civilizatoria produce una torre de Babel donde la confusión es el padrenuestro diario que cotiza muy bien en el reino del comercio, como la nueva religiosidad, donde los negocios son la política y la incertidumbre generalizada el nicho de nuevos mercados cautivos. En tal situación, la guerra es lo más natural para quienes promueven y se benefician de tal estado. Si en la lógica de la mafia, la suspensión moral argüía: “it’s nothing personal, it’s only business” (nada personal, sólo negocios); ahora el globalismo financierista, que se expresa en el repuesto fascismo (donde se condensa muy bien el racismo metafísico moderno y el mito del desarrollo y el progreso) sentencia: “it’s nothing personal, it’s only fate”, o sea, no todos merecen vivir, por eso, no deben vivir. 

 El diseño geopolítico centro-periferia es también antropológico y, encarnado en la subjetividad, sobre todo de la conciencia periférico-satelital, significa asumir la tarea moral de deshacernos de quienes obstaculizan el desarrollo del comercio y los negocios que, en última instancia, es sólo negocio para los que reciben las ganancias netas de todo ello. Por eso, la pretendida locura que se adjudica a los fenómenos Bolsonaro, Boluarte o Milei, es mas racional de lo que se cree, porque es la expresión política más fidedigna de la racionalidad económica del capital (lo único aceptado como racional en el paradigma actual). El individuo liberal, en su atomizada visión del mundo, cree que lo que es bueno para uno, es bueno para todos, incluso precisando que ese todos no son todos. Por eso los prejuicios aristocrático-señorialistas son abrazados de muy buena gana por el individuo solipsista que radicaliza el neoliberalismo en su cruzada globalista: el mundo no es para todos, o sea, el mundo pertenece a los ganadores, no a los perdedores. 

 Esa lógica es la racionalidad moderno-neo-liberal que, como competencia generalizada, se expresa en los planes de reducción de la población mundial, donde sólo los aptos y fuertes, como prescribe la “selección natural”, pueden sobrevivir; en esa lucha, de hostilidad creciente, cae también el feminismo radical, que le genera un maniqueísmo que devalúa su propia lucha, que ya no es de liberación, sino un nuevo empoderamiento como reposición de la lógica de dominación (confundir el patriarcado con el paradigma del individuo moderno-liberal, hace perder de vista que el enemigo no es un alguien sino una racionalidad que aprovecha esa confusión para reactivarse en las propias víctimas). El ascenso social es ahora empoderamiento selectivo que lo realiza el mercado, de modo que los beneficiados no interpretan su poder como aprovechamiento sino como bendición, y esa perspectiva es lo que ofrece la “teología de la prosperidad” que profesan las iglesias evangélicas; de tal modo que, la riqueza como acumulación material, se presente como el servicio piadoso que se le hace al Dios de este mundo: la eliminación de los que no merecen vivir es el sacrificio sagrado que nos salva del pecado de enfrentar la geopolítica divina y su cosmogonía. 

 Geopolíticamente, la carta Milei forma parte de la estrategia disuasiva frente a la expansión de los BRICS; el no incluirse en ese grupo deja a la Argentina a merced de algo peor que los fondos buitres. Su voluntaria capitulación ante el financierismo anglosajón, significa hasta una renuncia del argumento nacionalista de recuperación de las Malvinas, entregando su país a quienes, como la agencia británica Atlas, financian su devoción inglesa. 

 No es de extrañar que el programa de su política exterior se reduzca puerilmente a la propaganda neoliberal de lucha global “contra el socialismo y los estatistas”, dejando a Diana Mondino dirigir la cancillería argentina, una economista que fue directora de la filial porteña de la calificadora de riesgos Standard & Poor’s (siendo responsable de su programa de managing director para Latinoamérica), cuyos mayores accionistas son los gigabancos Vanguard y BlackRock. O que su programa de dolarización sea dirigida por Emilio Ocampo, quien fuera, hasta el 2019, senior associate del “Center for Strategic and International Studies”, un think tank para asuntos de decisiones políticas en cuestiones de gobernabilidad, con sede en Washington; además de profesor en la Escuela de Negocios Stern en la New York Univesity, fue ejecutivo, hasta el 2005, en Chase Manhattan, Salomon Brothers, Citigroup y Morgan Stanley (todos megabancos controlados por los 4 gigabancos ya mencionados). El coctel que se viene no podía ser más explosivo (sin añadir la apertura al mercado de la venta de órganos y otros anatemas que forman parte de la agenda Milei). 

En tal caso, la propuesta de acabar con el Banco central y dolarizar la economía no es ninguna medida heroica sino de vasallaje voluntario en favor del poder financiero anglosajón. Y todo ello con la venia de la legitimación democrática. Para eso sirve la democracia made in USA. Lo cual, y esto es lo grave, no puede realizarse sin provocar la inevitable resistencia social. Contener aquello implica que el propio Estado de derecho garantice el Estado de excepción; para ello sirve el experimento peruano y que busca replicarse en todos los escenarios posibles, en Jujuy. Ahora que, hasta la resistencia y sus modalidades han sido apropiadas por la derecha, el campo popular debe ser lo suficientemente imaginativo para renovar sus posibilidades de lucha. Nos encontramos en medio de una disputa global que sólo el Imperio interpreta como lucha de vida o muerte. 

La trampa de Tucídides (*) es sólo trampa imperial. Las potencias emergentes son arrastradas a la conflagración, porque en la provocada guerra infinita, todo se trata de sobrevivir. Esa es la miseria del realismo actual; el pragmatismo ya no es tan práctico. Si los únicos que pueden sobrevivir serán cada vez menos, el mundo que resulte ya no puede ser mundo, sino feudos acordonados en la amenaza de miedos siempre crecientes. 

Dicen los que saben: una casa sin ventanas ni puertas, una casa que se encierra en sí misma, deja de ser casa. Lo que devuelve la convivencia no es la seguridad sino la confianza. Pero la confianza hay que generarla, hay que producirla; es una tarea común y toda tarea común es política. Eso es algo tan simple e inadvertido para el análisis político y económico que, su ausencia, deja pendiente este factor decisivo a la hora de generar la necesaria masa crítica para impulsar todo proyecto de vida. Y ese factor, precisamente, es lo que no han sabido alimentar los últimos gobiernos “progres”. 

Ganarse la confianza es lo más difícil de lograr, por eso, cuando se la pierde, no hay posibilidad de recuperarla. Pero la confianza no se la genera por el ofrecimiento de satisfactores o ventajas sino por la promoción común de una nueva fe. Un pueblo se constituye en pueblo cuando cree en sí mismo como proyectante e impulsor de su propio proyecto de vida. Y esto pasa por devolverle su condición de sede de toda soberanía política, o sea, del poder. Hasta ahora, los análisis políticos sólo realizan malabarismos retóricos mientras no ponderan la dimensión utópica de todo proyecto político. La fe es lo que hace posible soportar toda adversidad, porque si la esperanza está nutrida, también se nutre la voluntad; sin ella es imposible constituir a un pueblo en tanto que pueblo. 

Un pueblo no se moviliza sólo por pan sino por un pan bendecido, esto quiere decir: no nos llena un alimento efímero sino el goce de una esperanza duradera. Esto que no aprenden los políticos de izquierda, lleva a situaciones regresivas que aprovecha la retórica conservadora para reponer sus valores y creencias. Porque la desconfianza desmoviliza al pueblo y sume a todos en un estado de incertidumbre y angustia existencial, donde la ideología imperial repone el diseño de mundo que hace que la geopolítica centro-periferia se subjetive en la conciencia social como activador del “sálvese quien pueda”. 

 La crisis civilizatoria también reflejada como crisis existencial, se evidencia en el hambre de fe que manifiesta la gente en medio de la creciente incertidumbre global. Esa clase de hambre no se llena con un pan sino con la fe, pero, ¿con qué tipo de fe? Sólo se puede abandonar el paradigma moderno-capitalista si hay un reemplazo en el sistema de creencias de la conciencia social. Lo utópico de la política consiste precisamente en devolverle eso que, de sagrado, posee todo proyecto de vida; porque se trata de la vida y la vida no se resume al bienestar material. Afirmar la vida significa afirmar la vida de todos. En eso consiste la verdad, porque la verdad no es algo que se dice sino algo que se vive. La verdad es un camino y ese camino sólo puede conducirnos a la vida. La verdadera fe es fe en la vida, en que la vida es posible para todos.

 El verdadero desencanto que cunde en el pueblo es cuando le roban esta fe. Los “progres” creen que el asunto es meramente económico y, con ello, no hacen sino reponer siempre al capitalismo y su religiosidad mundana. Lo que la crisis civilizatoria nos está manifestando es que, de lo que se trata, en realidad, es del enfrentamiento de meta-narrativas, es decir, de utopías; aunque el utopismo globalista neoliberal es, en los hechos, un utopismo anti-utópico, es decir, un aniquilamiento de todas las utopías. Pero, sin horizontes utópicos, no es posible la existencia humana; por eso el actual globalismo neoliberal es anti-humanista y figuras como Milei retratan muy bien ese desprecio.

 El carácter apocalíptico del tiempo que vivimos anuncia también un despertar necesario para enfrentar al reino de este mundo. La “hora de los pueblos” sigue vigente y lo que se señala como tiempo mesiánico puede, también, ser interpretado como el Pachakuti o el retorno al tiempo verdadero, donde todos los siglos se reúnen de una sola vez y para siempre. Ese es el tiempo de los ancestros. Donde pasado y futuro se reconocen y el presente asciende con un pueblo que se propone la redención de todos los tiempos, de toda su historia. 

 La Paz, Chuquiyapu Marka, Bolivia, 22 de agosto de 2023 
Rafael Bautista S., autor de: “El tablero del Siglo XXI. 
 Geopolítica des-colonial de un nuevo orden post-occidental” 
  yo soy si Tú eres ediciones. 
 Dirige “el taller de la descolonización” 
rafaelcorso@yahoo.com

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Vandana Shiva: “Más allá del colapso, hay una huerta”

Vandana Shiva: “Más allá del colapso, hay una huerta” 
 08.03.23 - Madrid, España 

 “Durante el Covid y el confinamiento, el sistema dominante no estaba disponible para la gente, las cadenas de suministro se colapsaron, pero las huertas de nuestros miembros -que son mujeres- crecían por todas partes; no sólo daban comida a la gente, sino que también les daban esperanza…”, nos cuenta la Dra. Vandana Shiva en esta entrevista, que fue grabada durante el día previo al Encuentro Feminista Internacional (Madrid 24 y 26 de febrero). 


 Cámara y edición vídeo: Álvaro Orús / Entrevista: Juana Pérez Montero Intérprete inglés: M. Angélica Soler / Intérprete español: Glenda de la Fuente Dra, va a participar en el Encuentro Internacional Feminista -que tendrá lugar estos días en Madrid- y lo hará dentro del panel “Crisis climática, ecofeminismo y bienestar animal” 

¿Qué puede adelantarnos de su intervención? 

 El patriarcado capitalista nos hizo creer que estamos separados de la naturaleza y que las mujeres son menos que los hombres. Pero somos parte de la tierra, somos humanos. 

Y no solo es que los hombres y las mujeres son iguales, sino que existe una igualdad entre todas las especies en la Democracia de la Tierra. Es la misma cosmovisión que les hizo a todos creer que las mujeres son un segundo sexo y pasivas y objetos, o también presentó la Tierra como si fuera un objeto que está ahí para ser explotado, para que se pueda explotar, como si fuera solo materia prima que está ahí para ser utilizada. 

 La explotación de los combustibles fósiles durante 200 años y del petróleo durante 100 nos ha llevado a una crisis climática, ha colocado nuestras vidas en desequilibrio, así como a los sistemas terrestres. Durante cuatro mil millones de años, la tierra consiguió manejar el clima, en los 200.000 años que han existido los seres humanos no hemos creado emisiones que no pudieran ser reabsorbidas en un ciclo. Los combustibles fósiles son los primeros que crean emisiones que no forman parte del ciclo natural y, por lo tanto, se acumulan en la atmósfera, crean efecto invernadero y los gases de efecto invernadero. 

 El mismo sistema que está violando los sistemas terrestres también está violando los derechos de las mujeres; primero tratando a las mujeres como si fueran pasivas, como si no trabajaran, como si su conocimiento no contara, aunque la mayor parte del trabajo se realiza por mujeres y el trabajo de las mujeres no hace parte del problema climático, pero la segunda razón es que esa economía que es tan hambrienta de recursos y codiciosa, está permanentemente acaparando los recursos de los demás y en todo el mundo además de la antigua violencia contra las mujeres y la naturaleza hay una nueva violencia contra la tierra y contra las mujeres, y lo llamamos ecocidio cuando nos referimos a la violencia contra la tierra y feminicidio porque las mujeres están siendo asesinadas por defender su tierra, por defender sus ríos, por defender sus aguas. 

Por eso es importante que en una conferencia sobre feminismo se hable sobre el cambio climático y se discuta nuestra relación con otras especies. Denuncia al patriarcado como el responsable del desastre en el que estamos viviendo.

¿Cuál es su análisis de la situación actual a nivel planetario? 

 Denuncio al patriarcado capitalista como responsable de esto: la convergencia del dominio del dinero y del capital y el dominio del poder masculino. Ya hemos tenido patriarcado antes pero no nos llevó a un cambio climático, provocó desigualdad, pero no nos llevó a un cambio climático. Es solo el capitalismo, el colonialismo junto al patriarcado lo que nos ha llevado a la crisis que amenaza al planeta y, por lo tanto, amenaza a nuestro futuro. Es por eso que las mujeres están levantándose en todas partes en defensa de la tierra. Pero bueno, todas las guerras que conozco recientes o antiguas se tratan de guerras por disputas por los recursos de la tierra, para poder apoderarse de los recursos de la madre tierra; la mayoría de las guerras de nuestro tiempo son guerras del petróleo, si nos fijamos en Oriente Medio se trata de una guerra del petróleo. 

De cierto modo, hay un acaparamiento de recursos: en la guerra de Ucrania, en América Latina, todos los conflictos… ¿Por qué el presidente de Bolivia fue desplazado por un golpe de estado? El litio, y en África, una y otra vez, golpes de estado y matanzas por los recursos de ese continente tan rico. Como alternativa, propone la Democracia de la Tierra 

¿Puede explicarnos en qué consiste?

 La democracia de la tierra es el simple reconocimiento de que formamos parte de la red de la vida, de que otras especies como los árboles, los microbios, los animales, son nuestros parientes, están relacionados con nosotros, son nuestros parientes -como dicen los indígenas norteamericanos-. 

Y la Democracia de la Tierra es el reconocimiento de que en los sistemas de la tierra existe la diversidad. O sea, que un microbio es muy diferente de un elefante enorme pero los dos son iguales en sus derechos. Así que Gaia tiene una democracia en la que no discrimina en función del tamaño o del poder o en función de la dominación, eso significa que la democracia de la tierra es una democracia para que cada ser pueda vivir y, dentro de la Democracia de la Tierra, también estamos nosotros porque somos una especie, la especie humana y no hay una razón para que existe una desigualdad entre los sexos. Somos todos iguales.  Tenemos que autoorganizarnos, pero de manera interconectada. 

Usted representa movimientos globales, como el feminismo y el ecologismo juntos, y desarrolla sus propuestas desde una posición no violenta ¿Qué les diría a unos movimientos y otros, que desarrollan sus actividades de modo separado? 

 En todos los sistemas de vida, cuando hay organización también hay simbiosis, también existe la interconexión, también hay reciprocidad. Y al igual que la naturaleza que funciona con diversidad y de forma interconectada, nosotros como movimientos de la noviolencia, para detener la violencia contra la tierra, contra las mujeres, contra las generaciones futuras, necesitamos por supuesto tener unidad, necesitamos estar interconectados definitivamente, no necesitamos a nadie que nos diga desde arriba qué es lo que tenemos que hacer. Tenemos que autoorganizarnos, pero de manera interconectada. 

 Y si en ese contexto, en donde se nos considera no necesarios, inútiles, si en ese contexto tuviéramos una renta universal sólo para mantenernos con vida, no seríamos plenamente libres ni plenamente humanos. 

Doctora, habla de que necesitamos descolonizar a la mujer, la tierra y el futuro… Respecto al futuro, ¿qué opina sobre la implantación de una renta básica universal e incondicional? 

 Bueno yo aprecio la igualdad de ingresos, pero también creo en el derecho fundamental al trabajo, porque el trabajo da sentido, el trabajo es identidad. No puedo imaginar un mundo en donde todos estén sin trabajo, como dijo el señor Zuckerberg en su discurso en Harvard: en el futuro el 99% de las personas serán inútiles porque la Inteligencia artificial y los robots harán el trabajo de los seres humanos. Y si en ese contexto, en donde se nos considera no necesarios, inútiles, si en ese contexto tuviéramos una renta universal sólo para mantenernos con vida, no seríamos plenamente libres ni plenamente humanos. 

Así que me parece muy bien que se tenga renta básica universal con el derecho universal al trabajo, pero no acepto una renta básica universal con todos desempleados y descartados, no quiero una renta básica universal de la basura, en donde se nos considere descartables como para tirarnos a la basura. Es por eso que digo que tenemos que tener los dos. Si solo tenemos uno y continuar en una economía que crea desempleo y en donde las personas son descartables, en ese contexto una renta básica puede llegar a ser genocida, simplemente genocida, mataría a las personas. 

 En primer lugar ¿qué es lo que sería universal? Estaría muy contenta si a cada persona del mundo se le paga en dólares, pero ¿la renta básica universal será en dólares o en criptomoneda? ¿Y quién decidirá cuál es tu valor, cuánto cuestas? El derecho del ser humano es el derecho a ser creativo, es el derecho a ser creativo a través del trabajo y en este sentido, sin lugar a dudas, deberíamos tener igualdad de ingresos. No está bien que algunas personas que están jugando con dinero ficticio en el gran mundo financiero ganen un millón de dólares en un mes y alguien que mantiene limpios nuestros espacios no pueda ganar lo mínimo para poder comer y pagar su alquiler. Así que una renta básica universal funcionaría de maravilla si está dentro del marco en el que todos puedan trabajar y en donde cada uno pueda elegir en qué trabajar: si quiero ser una profesora tengo que poder ser profesora, si quiero ser un carpintero debería poder ser carpintero, si quiero ser un campesino debería tener el derecho de poder ser un campesino y, por lo tanto, tener igualdad de oportunidades y no la desigualdad, en donde un 1% controla toda la riqueza del mundo en este momento y que luego le dice al 99% que tienen algunas migajas. Es por eso que la renta básica universal implicaría también la vivienda como bien común, deberíamos poder pagar por un lugar en donde vivir. Fíjense lo que ha pasado en España después de la crisis financiera del 2008, la gente perdió sus casas, qué está pasando en Estados Unidos: la gente está perdiendo sus casas. 

No puedes tener personas sin techo y tener renta básica, necesitas tener un lugar en donde vivir, necesitas tener derecho a la comida, tener derecho al agua, a la educación, a la energía básica; todo eso junto: la renta dentro de ese contexto como algo más porque la renta no es el único valor ya que el dinero se ha convertido en la única medida de valor y ha desvalorizado la naturaleza, ha desvalorizado el trabajo de las mujeres. 

Lo que necesitamos es una diversidad de valores: el valor de una arboleda sagrada, un bosque sagrado, lo sagrado es un valor, pero no lo es en términos de dinero, significa que ese bosque no se puede tocar, un manantial sagrado no se puede tocar. Así que necesitamos que se valore el trabajo de la naturaleza, necesitamos que el trabajo de las mujeres se valore, se respete y se reconozca por lo que aporta. Sin el trabajo de las mujeres, la sociedad no se sostendría, es el trabajo más importante. 

 Vivimos en una economía dominada por el mercado, la renta básica adquiere importancia, pero no en todas partes hay una economía de mercado. Allí, en una cultura indígena, en una economía campesina, el derecho a tus semillas, el derecho a la tierra, el derecho a la comida, son importantes para que puedas tener una vida y puedas mantenerte. ¿En dónde deposito mi esperanza? Bueno cultivo la esperanza, y cultivo la esperanza plantando una semilla y la semilla me da esperanza. 

Siguiendo con el futuro y por ir cerrando ¿Dónde habita la esperanza para usted? 

 ¿En dónde deposito mi esperanza? Bueno cultivo la esperanza, y cultivo la esperanza plantando una semilla y la semilla me da esperanza. Sí, ves una semillita pequeñita, las semillas de mostaza son tan pequeñas o las semillas de mijo son tan diminutas y, en pocas semanas, empiezan a crecer y una planta de mijo puede llegar a ser así de alta y una planta de mostaza puede darme mil semillas, y ese poder de creación, ese poder para que nosotros podamos ser cocreadores con la Tierra, eso me da esperanza; no como una idea ficticia sino como una realidad, una práctica, una colaboración en la que podemos trabajar con la tierra para poder crear un futuro en vez de destruir la tierra para destruir nuestro futuro. 
Esa posibilidad está a nuestro alcance como especie humana. Hay mucha gente en el mundo que sigue sus principios 

¿Cómo se está desarrollando su movimiento? 

 Lo bonito de los movimientos es que amplían nuestro potencial y, por lo tanto, también amplían el potencial de nuestro futuro. Tienen su propia tendencia para crecer porque todo el mundo intenta encontrar una salida en este colapso sin salida, la gente no quiere ser parte de un sistema que se está hundiendo, colapsando. Pero, por otro lado, cuando los sistemas colapsen, es el trabajo que hacemos para cultivar nuestros propios alimentos, para crear viviendas comunes, para crear salud colectiva… son esos los sistemas que nos ayudan a salir adelante y lo vimos durante el COVID y el confinamiento: el sistema dominante no estaba disponible para la gente, las cadenas de suministro se colapsaron pero las huertas de nuestros miembros, que son mujeres, crecían por todas partes, no sólo daban comida a la gente sino que también les daban esperanza. Así que más allá del colapso hay una huerta. 


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